1.La novela picaresca


Novela picaresca es un género literario en prosa, muy característico de la literatura española, si bien trascendió a la europea en general. Surgió en los años de transición entre el Renacimiento y el Barroco, durante el llamado Siglo de Oro de las letras españolas.
De los tres arquetipos de la tradición literaria – el caballero, el pastor y el pícaro – sólo el tercero goza de un favor especial en el siglo XVII: el caballero medieval se vuelve obsoleto, sobre todo después de la arremetida de Cervantes, el pastor renascentista sobrevive apenas en la Arcadia de Lope, en cambio el pícaro cobra una importancia extraordinaria, debido al “redescubrimiento” de Lazarillo por Mateo Alemán. Es un fenómeno único el de la forjación del género picaresco, en la cual participan autores, público lector, editores que captan la demanda y publican las obras.
La novela picaresca es uno de los géneros más representativos, genuinos y populares de la literatura española y posteriormente derivó hacia la novela de aventuras o cuadros de costumbres. Utiliza el esquema tradicional de los libros o novelas de caballería, pero lo hace con una voluntad claramente desmitificadora, a partir de la crítica a la sociedad de la época. La estructura es un relato en primera persona de episodios o la vida del autor que vienen a justificar su situación final poco afortunada.

Las características de las novelas picarescas

·         El protagonista es un pícaro, de muy bajo rango social o estamento y descendiente de padres sin honor o abiertamente marginados o delincuentes. Perfilándose como un anti héroe, resulta un contrapunto al ideal caballeresco. Su aspiración es mejorar su condición social, pero para ello recurre a su astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y la estafa. Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época y su libertad es su gran bien, pero también posee una frecuente mala conciencia que, por ejemplo en Guzmán de Alfarache, se extiende a lo largo de páginas y más páginas de consideraciones éticas, morales y religiosas.
  • Estructura de falsa autobiografía. La novela de humor está narrada en primera persona como si el protagonista, un pecador arrepentido y anti héroe, fuera el autor y narrara sus propias aventuras con la intención de moralizar, empezando por su genealogía, antagónica a lo que se supone es la estirpe de un caballero. El pícaro aparece en la novela desde una doble perspectiva: como autor y como actor. Como autor se sitúa en un tiempo presente que mira hacia su pasado y narra una acción cuyo desenlace conoce de antemano.
  • Determinismo: aunque el pícaro intenta mejorar de condición social, fracasa siempre y siempre será un pícaro. Por eso la estructura de la novela picaresca es siempre abierta. Las aventuras que se narran podrían continuarse indefinidamente, porque no hay evolución posible que cambie la historia.
  • Ideología moralizante y pesimista. Cada novela picaresca está narrada desde una perspectiva final de desengaño; vendría a ser un gran «ejemplo» de conducta aberrante que, sistemáticamente, resulta castigada. La picaresca está muy influida por la retórica sacra de la época, basada en muchos casos, en la predicación de «ejemplos», en los que se narra la conducta descarriada de un individuo que, finalmente, es castigado o se arrepiente.
  • Intención satírica y estructura itinerante. La sociedad es criticada en todas sus capas, a través de las cuales deambula el protagonista en una estructura itinerante en la que se pone al servicio cada vez de un elemento representativo de cada una. De ese modo el pícaro asiste como espectador privilegiado a la hipocresía que representa cada uno de sus poderosos dueños, a los que critica desde su condición de desheredado porque no dan ejemplo de lo que deben ser.
  • Realismo, incluso naturalismo al describir algunos de los aspectos más desagradables de la realidad, que nunca se presentará como idealizada sino como burla o desengaño.
Ejemplos de novelas picarescas  

Entre las principales obras del género cabe mencionar:
·         Guzmán de Alfarache :Guzmán de Alfarache es una novela picaresca escrita por Mateo Alemán y publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599, con el título de Primera parte de Guzmán de Alfarache y la segunda en Lisboa en 1604, titulada Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana.[La obra relata las andanzas de un joven pícaro desde el punto de vista autobiográfico del mismo personaje una vez llegado a la edad madura.

·         Historia del buscón llamado don Pablos (1626), de Francisco de Quevedo, donde la estructura autobiográfica cede en importancia ante la brillantez del lenguaje.

·         Lazarillo de Tormes: La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (más conocida como Lazarillo de Tormes) es una novela española anónima, escrita en primera persona y en estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuya edición conocida más antigua data de 1554.

 Otros títulos son:
·         La pícara Justina (1605), de Francisco López de Úbeda. La Pícara Justina es una obra cuyo estilo, pedante, alambicado y retorcido hasta la exasperación disgustó a Miguel de Cervantes, en lo que le siguió también Marcelino Menéndez Pelayo; nadie puede negar sin embargo la riqueza de su lenguaje y su propuesta de novedad al tener una protagonista femenina y apostar plenamente por lo picante y desvergonzado.

·         La hija de la Celestina (1612), de Alonso Jerónimo de Salas, La referencia a Celestina es meramente “comercial”, ya que esta novela (escrita en 1612) no tiene nada del estilo ni la vitalidad filosófica renacentista ni los personajes se parecen en nada. Es una obra realizada en pleno barroco, en la línea conceptista de Quevedo y su Buscón, y también dentro del género picaresco. Su principal originalidad es desarrollar un personaje femenino (tras los pasos de La pícara Justina, otro ejemplo de picaresca femenina, que es algo anterior). 
·         La vida del escudero Marcos de Obregón (1618), de Vicente Espinel

·         El siglo pitagórico (1644), de Antonio Enríquez Gómez.


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